Encuentros Monkayistas: Seguimos adelante




"Debemos usar un libro como las abejas las flores: para absorber su esencia"  Charles Caleb Colton

Una semana más publicamos nueva entrada con muchas sorpresas y colaboraciones. Hemos querido comenzar con una ilustración de Elena Mascolo y una cita de Caleb Colton para recordar que el pasado miércoles, 20 de mayo, fue el Día Mundial de las Abejas.

Las abejas son mucho más importantes de lo que pensamos. Dependemos de ellas y están cada vez más amenazadas por los efectos de la actividad humana: pérdida y deterioro de sus hábitats, uso de plaguicidas, impactos del cambio climático y un largo etcétera.

«La polinización es un proceso fundamental para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. (...) Los polinizadores no solo contribuyen directamente a la seguridad alimentaria, sino que además son indispensables para conservar la biodiversidad.

Para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, las Naciones Unidas declararon el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas.» (Ver más información)

Intentando relacionar a estos increíbles insectos con algún libro, recordé una novela que leí hace tiempo y que me gustó mucho. Se trata de "El Murmullo de las Abejas", de la escritora mexicana Sofía Segovia.


(Recomendado por Sonia)

Ambientada en el pueblo de Linares (México), nos narra la historia de una saga familiar desde principios del siglo XX hasta nuestros días. La trama se desarrolla en un contexto real, pero también está presente ese "realismo mágico" que hace que la novela te atrape y te transmita un sinfín de emociones... En estos días que estamos viviendo, resulta curioso recordar cómo en el libro se habla también de una pandemia; la "influenza española" de 1918, y de cómo esta influyó en el destino de la familia Morales. Aunque hace más de cien años que tuvo lugar, la historia se repite en ocasiones y nos sigue enseñando lo vulnerables que podemos llegar a ser.

Seguimos con más recomendaciones. Diana Ballestero nos trae esta semana las siguientes:

EL CEREBRO IDIOTA (2016)

«El neurocientifico Dean Burnett nos explica el funcionamiento de nuestro cerebro y sus imperfecciones, mostrándonos cómo influyen en él, aspectos relacionados con la memoria, la percepción de la realidad, el miedo, la ira y las relaciones sociales entre otros, llegando en ocasiones, a “engañarnos”  deliberadamente. A lo largo del libro se describen situaciones cotidianas y estudios científicos que revelan que nuestro cerebro no es tan perfecto como creemos. Todo ello con un lenguaje sencillo y ameno, cargado de una buena dosis de humor.»

SUPERMALA (2018)

«El escritor y guionista aragonés Roberto Malo y el dibujante  Carlos Pérez (XCAR Malavida) han realizado el cómic de Supermala, para todos los públicos. En él cuentan las aventuras de Pilar una funcionaria de Correos que se convierte en Superheroína para luchar contra las injusticias que se producen en el mundo y en el barrio cuando reparte la correspondencia. Es un libro muy divertido  y visualmente muy atractivo, que nos engancha a su protagonista y a su vida llena de cambios y retos.»

(Recomendados por Diana)




Víctor Gil en esta ocasión nos pregunta... ¿qué es un somarda? ¿qué significa el verbo pretar? Quizá para los que somos de esta tierra no nos resulte difícil contestarlas, pero seguro que hay muchos "foranos" que necesitan conocer el significado de unas cuantas palabras y expresiones aragonesas: A lo "tonto modorro", a lo "somarda", o coger un "capazo". Para ello nos recomienda el "Diccionario de Aragonés para foranos", de José Videgaín.

(Recomendado por Víctor)


Víctor esta semana nos solo nos recomienda libros, también nos envía un enlace "dedicado a los rockeros y gente de parecido pedigrí. Es tremendo...", nos dice. Se trata de disfrutar de los mejores conciertos de la historia simplemente pinchando aquí. No os lo perdáis.

Y para enseñarnos todo el potencial creativo de los jóvenes de nuestra ciudad, nos recomienda el siguiente vídeo: Cambia el Museo


Seguro que el domingo pasado, cuando leísteis el cuento de Paz Alvar, os quedasteis con ganas de más. Aquí os dejo uno nuevo, un precioso relato que te tocará el corazón.

MAÑANA, BRASSENS

  Llevabas puesto el abrigo verde y la lluvia en el pelo. La ciudad no hablaba francés y te perdiste.  Yo estaba en el centro de la avenida, donde esperan los que cruzan en rojo. Podría haber sido ese hombre que se detiene en la acera y respeta el semáforo o siendo yo mismo, haber pasado algo más de tiempo ante aquel escaparate de ofertas acabadas en nueve. Pero estaba allí y te metiste bajo mi paraguas.

  Todos dijeron que hacíamos buena pareja, salvo mamá que todavía recuerda sus años allí, después de la guerra. Tenías que casarte con una francesa, como si no hubiera mujeres en España. Y tú sonreías de la manera en que lo hacen los que no comprenden bien lo que se dice. No eras muy alta y no tenías los ojos azules, pero aprendiste a elevar los pies la distancia precisa para alcanzar mis labios y a iluminar mis rincones con tu mirada marrón.

  Hicimos planes en la cama y bizcochos en la cocina. Mis amigos vinieron a cenar y te los regalé. Trasladamos nuestra ropa a un armario común y los libros se alternaron en la estantería. Los discos sonaban unos días para ti y otros para mí. Hoy los Stones, mañana Brassens. Aprendiste a cocinar los platos que no sabías decir y yo señalaba, lentejas, paella y tortilla. Muchos días fuimos al cine y un verano, a Roma. Nos gustaba beber cerveza fría en la terraza; no había mar, pero bastaba la fachada de enfrente para imaginarlo.
 
  El segundo año compramos un piso y un test de embarazo. Tuvimos un hijo.  Se llama Juan. Tú le dices Jean. Enseñas francés en la escuela de idiomas y yo sigo trabajando en la oficina de siempre. Controlo el gasto, calculo el coste y el beneficio, evalúo riesgos. Ahora, también los míos.

  Por eso veo sin querer hacerlo que París se apaga. Y me besas ahora sin apenas alzarte del suelo y el beso se queda a medio camino. Sueltas mi mano con alguna excusa, señalando lugares que siempre han estado ahí o  a alguien que pasa a nuestro lado, creo que la conozco, no, no es ella, se parece tanto. Y en la calle, un anuncio de Coca-Cola me pide una sonrisa que ya no puedo devolver.

  Antes de que sea tarde, me marcharé. Juan se quedará contigo y será un niño bilingüe. No quiero ver cómo nuestro colchón recupera el centro ni cómo aprenden a hundirse los lados de nuestra cama ni cómo crece la distancia entre los cuerpos que ya no hacen el amor.

  Compartimos a Juan todas las semanas en la que un día fue también mi casa.  Hoy había un extraño pero mi hijo sabe su nombre. Se llama Marcos. Papá, ven con nosotros a cenar. Sí, claro, chéri, dices tú. ¿Por qué no?, dice Marcos que sabe mi nombre. Llevas el abrigo verde pero ya no llueve.

  Y no es la primera vez que cenan en este lugar. Ellos saben lo que hay que pedir y yo no, pero dicen que la comida es deliciosa. Me tomo una cerveza fría y de comer, solo las ganas de decirle que la veo bien porque de nuevo inclina la cabeza, un mechón se escapa de su melena ordenada y cae desmayado sobre su sonrisa. Paris se enciende. Siempre hay un hombre esperando cruzar la avenida. Alguien pone un disco de Brassens y canta “Les passantes”.

Paz Alvar




(Canción "Les passantes", de Brassens)


Para terminar nuestra entrada de hoy, algo muy especial. Carlos Pelegrín, el padre de nuestra compañera y amiga Mamen, cumplió hace muy poquito 90 años. Nuestro veterano e incansable piragüista se merecía un regalo a su altura y, desde el programa de Aragón TV "Queridos yayos", le hicieron un pequeño homenaje. Un reportaje en el que podréis ver caras conocidas y felicitaciones muy especiales. No dejéis de verlo.




Saúl Craviotto felicita a Carlos por su 90 cumpleaños





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